17 de junio de 2012

El clásico seguro pero vacío

La cancha está mojada, el agua salpica y el barro mancha la ropa de los jugadores. Esteban Paredes recibe un pase de Caroca, el capitán corre con el balón, se detiene un segundo y de un patadón mete la pelota en el arco rival. Es el primer gol del clásico entre Universidad de Chile y Colo Colo, pero en la cancha nadie canta ni lanza papel picado. El Monumental está vacío y solo la lluvia acompaña las jugadas y el sorpresivo triunfo del equipo local.


Por Soledad Vargas

Todos los hinchas ven el partido desde algún televisor que cuente con CDF Premium. La pelota entra al arco de Herrera, los de blanco se abrazan, pero el silencio se mantiene en el Monumental, lo celebran los jugadores y el cuerpo técnico. Es un clásico sin público, somos muchos los que gritamos de forma solitaria en algún comedor o bar en que se transmite el partido, por Twitter todos comentan, los hinchas azules reclaman por la cancha, celebran la expulsión de Ormeño, los seguidores del equipo albo escriben en su cuenta "gooooool" como si fuese un grito ahogado o prohibido. Finalmente el único anuncio de gol que se escucha fuerte y claro es el de los relatores.

Las condiciones del campo hacen que el juego de ambos equipos sea lento, sacrificado, entre la lluvia y el barro las bonitas jugadas de computador quedan en el olvido, pero el partido no será recordado por los goles, los expulsados, ni siquiera por la sorpresa, ya que tras el triunfo de la Universidad de Chile en el último clásico, nadie se habría esperado la caída del equipo azul, pero en esta jornada lo que no se olvidara es ver un clásico sin cánticos ni banderas, sin gente , sin gritos, sin la celebración cuando Rabello hace el segundo gol ni cuando termina el partido.

Jugar sin público el clásico entre Universidad de Chile y Colo-Colo fue una medida de sanción al equipo local tras los incidentes en el Estadio Bicentenario La Florida jugando frente a Audax Italiano, todo en el marco del Plan Estadio seguro. La sanción sería interesante y la celebraría si es que tuviese un efecto a largo plazo, pero finalmente los más afectados son los hinchas que van a disfrutar de un evento deportivo. Los  que solo buscan violencia, si no la encuentran en la  en los tablones del estadio, la encontrarán en las calles, en sus casas o en el trabajo. La violencia no es una bandera, las barras no son meros grupos delictuales, la violencia en las barras refleja un conflicto social que difícilmente el Plan Estadio Seguro resolverá, porque las sanciones son muchas, pero los efectos muy pobres.

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